Por Karla Oien Hoy me desperté recordando que hace unos meses decidí dejar solo el 10% de lo que tenía en mi closet porque lo demás o ya no me quedaba o simplemente ya no me gustaba. Me acuerdo que, al inicio, según con el afán de recuperar algo de dinero, decidí llevar cosas a vender en tiendas de segunda mano. Fui a tres diferentes tiendas y en todas me dijeron: “No vamos a tomar tus piezas porque están fuera de moda”. Cuando salí de ahí no me quedé pensando si en realidad estaba mi ropa pasada de moda (porque en realidad, para lo que a una persona significa anticuado para otra significa totalmente lo contrario, ¿cierto?) sino pensaba que al final tenía un montón de cosas que ya no ocupaban lugar en mi armario. Y más allá de engancharme a pensar si en realidad mi estilo de vestir era pasado de moda (algo totalmente superfluo para mi) mejor decidí hacer algo nuevo: donar. Sí, aunque para muchos quizá esto suene algo trivial porque lo hacen con regularidad (lo cual aplaudo) para mi ésta fue mi primera vez y debo decir que me dejó solo puras cosas buenas. Mis conclusiones en 3 pasos:
Así que cuando tomemos la decisión de eliminar demos gracias por lo útil que fueron nuestras cosas mientras las tuvimos y aprendamos a desprendernos de ellas con gratitud. Más grande es la satisfacción de saber que alguien apreciará más todo eso que antes solo estaba abandonado en algún lugar de nuestro armario. Bonus: El día de hoy ya no veo cómo “recuperar dinero” vendiendo ropa que ya cumplió con su propósito en mi vida. A través de la donación, es tiempo de que cumpla su propósito con alguien más.
1 Comment
|
kARLA oIENProfessional Organizer, fan of Minimalism and Functional Life Style. ArchivesCategories |